Durante la historia de la literatura y el cine se han creado grandes obras con el fin de no sólo entretener al público sino también transportarlo a otros mundos.
A menudo, el lector espera encontrar aquello de lo que carece en su día a día. Querer escapar de una rutina monótona no es cosa de unos pocos. Y la forma más sencilla siempre han sido los cuentos, las historias de ficción.Poder viajar a lugares desconocidos y misteriosos, ser perseguido por una mafia secreta, o escapar de un vampiro con más de 200 años...
No es de extrañar si digo que una de las cosas que más me gusta hacer es relajarme en un lugar tranquilo y con el menor numero de personas, si es posible, para disfrutar de una larga lectura. Evadirme de mis problemas, escapar de las rutinas monótonas a las que a menudo nos sometemos buscando la seguridad en nuestras vidas que creemos necesitar... Es un acto que cualquiera disfruta haciendo. Ya sea con un libro, una película o un videojuego. Nos encanta vivir otras vidas.
Es por ello que desde hace un tiempo he estado pensando en lo curioso que me resulta hasta qué punto ha llegado a afectar esta forma de "huida" no sólo en mi vida, sino en la de muchos otros. Concretamente en la vida de las más jóvenes.
Entiendo que al hablar de este tema no puedo referirme a él como una novedad. Me imagino cuántas jóvenes a la espera de su caballero habrán leído a Jane Austen sentadas en el porche de su casa mientras esperaban que su sirvienta les trajese el té (o al menos así es como yo me lo imagino). Claro que ahora, muchas de esas jóvenes en vez de leer a Jane Austen leen a Stephene Meyer sentadas en su cama mientras miran por la ventana cada 2 párrafos con la esperanza de ser rescatadas ( o asesinadas) por un vampiro con pinta de metrosexual y haberse lavado el cuerpo con diamantes.
Comprendo que el fenómeno "Twilight" tuvo su auge en 2010, cuando las películas se hicieron famosas y ahora quizás ya sea un poco ambiguo hablar de él. No obstante, "Twilight" me lleva a un segundo ejemplo de hasta qué punto las personas podemos llegar a obsesionarnos con una vida ficticia. Y este es la conocida serie de libros "50 sombras de Grey". Y digo que tiene relación puesto que en un principio E.L. James comenzó escribiendo un fanfic de "Twilight".
Yo al principio tenía mi dudas. Siempre pensé que la autora, en sus noches solitarias, solía imaginarse a ella misma siendo "acosada" por una especie de dios del sexo sadomasoquista y con varios millones en sus cuentas bancarias. Cualquiera pensaría que esta mujer lo único que hizo fue escribir su propia fantasía sexual.
¿Cuántas mujeres habrán salido del cine o cerrado el libro esperando ser encontradas por un multimillonario?
Nos gusta escribir sobre lo que desearíamos ser, amamos encontrar en los libros la fuerza que creemos que no poseemos. Nos escondemos, en muchas ocasiones, tras historias inventadas mientras imaginamos obtener aquello que el protagonista logra: vivir, sentir, nacer... ¿Por qué esperar encontrar en un historia de ficción la salida de una vida llena de monotonía? Leamos, volvámonos locos con nuestras historias de fantasía, aprendamos, sintamos y amemos. No sólo lo que podríamos llegar a ser en otras vidas ficticias sino lo que somos ahora, en la nuestra. Vivamos en una vida de color de rosa si así lo queremos, sintámonos locos si de eso se trata todo. Pero sobre todo sintamos, y no sólo dentro de los libros, sino fuera de ellos.
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